Introducción

Introducción

A continuación les presentamos un tema, sin lugar a dudas de lo más interesante, que se llevó a cabo en hace muchísimo tiempo atrás… las cruzadas pero aquí presentaremos la tercera pues ésta, en particular, tiene especial relevancia ya que 3 reyes de los reinos Europeos más importantes de la edad media fueron a tierra santa (Jerusalén) para recuperarla pues era una reliquia para los cristianos y su fe… pero basta de rodeos. Vamos a leer!






Contextualizando la TERCERA CRUZADA…
ATENCIÓN!!!



Si hacemos una mirada al pasado, y tratamos de buscar que parte de nuestra historia registra la mayor cantidad de enfrentamientos bélicos por la religión, de manera inmediata debemos asociarlo al proceso de cruzadas, envestido por la Iglesia Católica entre los años 1095 y 1291, dentro de los territorios europeos de origen latino, para la recuperación de los territorios santos (lugares físicos ubicados en el medio oriente donde realizó su vida Jesús), ocupados por los musulmanes.



Con lo visto en clases podemos establecer que a lo largo de estos casi más de 200 años de enfrentamientos, se llevaron a cabo 8 cruzadas oficiales encabezadas por la Iglesia Católica para la recuperación de estos territorios.

Ahora podemos profundizar algo más respecto a la tercera cruzada (1189-1192), también conocida como la Cruzada de los Reyes.


Esta cruzada debe su origen a que luego de la fallida segunda cruzada, la dinastia turca Zengid controlaba una unificada Siria y participó en un conflicto con la Fatimís, gobernantes de Egipto, que condujeron finalmente a la unificación de las fuerzas egipcias y sirias, bajo el mando de Saladino, quien los empleo para reducir los estados cristianos, rodeandolos y de esa forma recuperar Jerusalén en 1187.

El papa Gregorio VIII proclamó que la captura de Jerusalén era un castigo por los pecados de los cristianos de toda Europa, Enrique II de Inglaterra y Felipe II de Francia pusieron fin a su conflicto para mutuamente liderar una nueva cruzada (aunque la muerte de Enrique en 1189 puso el contingente Inglés bajo el mando del Ricardo I en su lugar). El anciano emperador del Sacro Imperio Romano Federico I Barbarroja respondió a la llamada a las armas, y condujo un enorme ejército a través de Anatolia.



El 2 de septiembre de 1192, Ricardo y Saladino finalizó un tratado por el cual Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero permitirían a los peregrinos cristianos desarmados visitar la ciudad de Jerusalén y para que no se ataquen ciudades católicas.